Y yo misma, Mario, ¿no te dije yo misma mil veces que buscases un buen argumento, sin ir más lejos el de Maximino Conde el que se casó con la viuda aquella y luego se enamoró de la hijastra? Pues esos argumentos son los que interesan a la gente, Mario desengáñate, que ya sé que era un poco así, un poquitín verde, vamos, pero cabría hacerle reaccionar al protagonista en decente cuando ella, la hija, se le entrega, y de este modo la novela quedaría inclusive aleccionadora.
Quin greu, en Miguel Delibes és mort. Com en Mario… La Carmen, per sort, no es morirà mai.